sábado, 12 de marzo de 2011

"Yo como experiencia " en las relaciones interpersonales


Ya hemos explicado que el "Yo como experiencia" somos nosotros como un punto o ente que es consciente en el aquí y el ahora, que recibe los estímulos sensoriales visuales, auditivos, olfativos, táctiles, propioceptivos, emocionales y hasta el gusto en el momento que uno está viviendo.

Somos la consciencia abierta a la realidad externa, a lo que vamos sintiendo o percibiendo segundo a segundo, ajenos a nuestra identidad, mundo imaginario, deseos que podamos albergar etc.

Seria similar a la consciencia del resto de los animales.

Ahora bien, hasta ahora hemos contemplado el "Yo como experiencia" en situación de soledad física pero ¿qué ocurre cuando estamos con alguien? ¿qué ocurre con el "Yo como experiencia" cuando estamos en una interacción personal?

En este último caso, la realidad es sobre todo la persona con la que estamos interactuando. Los sentidos están abiertos a lo que percibimos en el otro y dejamos el resto del mundo físico en un segundo plano.

Fortalecer el "Yo como experiencia" mientras estamos relacionándonos significa ser conscientes de los estímulos que el otro nos envía. Su voz, sus gestos, contacto si lo hubiera, la imagen que el otro proyecta, postura, y por último, por contradictorio que parezca...¡lo que nos dice!

Sí, amigos, lo que el otro nos comunica de forma verbal viene a ser menos de el 10% de su comunicación real. Por lo tanto, estar abierto al presente mientras estamos con alguien, es estar abierto sobre todo a los aspectos no verbales que reciben nuestros sentidos por parte de la otra persona.

Gracias a nuestras neuronas espejo, podemos reflejar hasta los estados emocionales de la persona con la que estamos interactuando, podemos sentirlo.

Por lo tanto estar en el aqui y en el ahora, o sea, actualizar nuestro "Yo como experiencia" cuando estamos con alguien, significa estar atentos a su imagen, tono de voz, gestos, postura y, sobre todo, expresión facial, y todo ello siendo conscientes también de nuestro cuerpo y reacciones emocionales que pudiéramos tener. Siempre atendiendo, por supuesto, a lo que nos está diciendo la otra persona.

Rafael San Andrés Renedo

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