viernes, 11 de marzo de 2011

Experiencias extracorpóreas



La Humanidad ha sido testigo desde siempre de fenómenos extraordinarios, como lo son las experiencias extracorporales, también llamados viajes astrales en ambientes dados al estudio de lo paranormal.

Es uno de los fenómenos más impresionantes y al parecer mucho más frecuente de lo que creemos.

Es la experiencia de salir del propio cuerpo de manera que una parte de nosotros mismos, una especie del ser más o menos etéreo, lo mira (al propio cuerpo), frecuentemente desde arriba.

Se suele producir en accidentes, tras operaciones quirurgicas, en combate, en ciertos ataques epilépticos o simplemente poco antes de dormir, entre otras muchas situaciones.

El que ocurran cosas como éstas de forma relativamente frecuente y no sólo en místicos o hechiceros bajo el efecto de ciertas drogas, ha dado lugar a la idea de que es precisamente el alma inmortal la que se separa del cuerpo temporalmente.

Es probable que sea éste el origen del concepto de alma y de ciertas concepciones de la mente.

Pero ay amigos, el caso es que en 2002 ya se pudo reproducir esta experiencia de forma artificial en el hospital universitario de Ginebra, estimulando el giro angular derecho del cerebro en una paciente epiléptica (Olaf Blanke).

Se han hallado otras localizaciones que se correlacionan con estas vivencias, y cualquiera de nosotros nos veríamos saliendo de nuestra propio cuerpo, produciéndose una disociación de nosotros mismos si nos estimularan eléctricamente el punto correcto del cerebro.

Pudríamos sentir con claridad, y con completa sensación de realidad, que salimos de nuestro cuerpo y desde arriba (que es lo más común) pudríamos observar nuestro propio cuerpo tendido en la cama (si es que en la cama iniciamos la experiencia)

¿Pero quién es el que observa? y ¿a quién observa?

Bueno, antes de nada hay que decir que ya hay varias teorías que explican estos fenómenos de forma natural sin necesidad de recurrir a explicaciones transcendentes. Pero no voy a entrar ahora en ello.

Lo que parece evidente es que ese cuerpo más o menos etéreo, el que observa al propio cuerpo, es un agente, nosotros como agente que podemos movernos y tomar iniciativas; de hecho es capaz de moverse y lo hace, y es capaz de decidir cuando se termina la experiencia, es el "Yo como sujeto", el cual está observando al "Yo como objeto", el propio cuerpo, al que identificamos por su nombre y su historia.

Una de cada diez personas informan haber vivido esta experiencia de una u otra forma.

También es descrita como una de las experiencias que tienen las personas que, por un motivo u otro, se hallan a las puertas de la muerte o que están en situación de muerte clínica.

Hay quien dice que todos nosotros seriamos capaces de vivir experiencias extracorporales de forma natural, si fuéramos adecuadamente entrenados; y hay quien llega a afirmar que, de hecho, todos hemos tenido esta experiencia por la noches, experiencia relegada a un olvido irrecuperable.

Así que estamos hablando de un fenómeno mucho más cercano y consistente de lo que tendemos a creer.

Una vez más se demuestra que hay bases para delimitar claramente lo que he denominado "Yo como sujeto" del "Yo como objeto".

En estos casos el "Yo como experiencia" va ligado al "Yo como sujeto" que es quien está presente, consciente del aquí y el ahora.

La cuestión es si hay algún indicio o casuística que nos demuestre que el "Yo como sujeto" puede desligarse del "Yo como experiencia", la pura consciencia del presente.

Esta posibilidad la veremos más adelante.


Rafael San Andrés Renedo

No hay comentarios: